La ciclofosfamida es un citostático químicamente perteneciente a las mostazas nitrogenadas, utilizadas en la primera guerra mundial como arma química. Su mecanismo fundamental consiste en interferir con las fases del crecimiento celular en cualquiera de sus etapas. Encuadrada en el grupo de los agentes alquilantes, posee efectos antineoplásicos e inmunosupresores.
Un estudio reciente publicado en Science parece demostrar por qué el efecto inmunológico antineoplásico de la ciclofosfamida es modulado por la microbiota intestinal (Viaud et al., Science 2013; 342: 971).
Para ello se han utilizado modelos neoplásicos murinos sometidos a los efectos de dicho fármaco. A nivel de la barrera intestinal se aprecian diferentes efectos del tratamiento con ciclofosfamida: por un lado existe una afectación de la integridad de la barrera intestinal con el acortamiento de las vellosidades intestinales y edema, así como aumento en la densidad de las células inmunológicas a lo largo del grosor de la misma. Como consecuencia de la pérdida de barrera existe traslocación selectiva de determinadas bacterias intestinales hasta los ganglios linfáticos mesentéricos y el bazo, todas ellasbacterias comensales Gram +. Esta traslocación bacteriana parece inducir localmente la diferenciación de los linfocitos CD4+ hacia linfocitos Th17 y Th1, que participarían en la supresión del crecimiento tumoral.
Y, muy interesante, este efecto polarizador de la respuesta inmunológica a Th17 y Th1no tiene lugar en ratones germ-free ni en ratones colonizados y tratados con antibióticos, demostrando que es necesaria la presencia de bacterias en el intestino para producir este efecto, que mejora el efecto antineoplásico de la ciclofosfamida.
En una segunda fase del estudio se estudia la composición de la microbiota intestinal de intestino delgado mediante las técnicas de secuenciación de alto rendimiento, pudiendo apreciarse una alteración en la composición de la misma únicamente en los ratones tratados con ciclofosfamida, con un descenso de las bacterias Lactobacilli y Enterococci. Todo ello confirma la capacidad de la ciclofosfamida de producir traslocación de bacterias Gram +, seguida de un cambio de la composición bacteriana a nivel luminal.
Este estudio, aunque preliminar y en animales, da plausibilidad biológica al hecho de que la flora que nos habita colabora con nosotros para potenciar el efecto antineoplásico. El hallazgo tiene muchas implicaciones para el futuro, como por ejemplo, la conveniencia de evitar los antibióticos durante el tratamiento con ciclofosfamida, o quizá el uso de determinados probióticos/prebióticos que favorezcan el crecimiento de las bacterias Gram + y faciliten las sinergias demostradas en el estudio experimental.